Con el equipo de filtración o de ósmosis inversa adecuado, nuestra única factura de agua será la de la red. No tendremos que volver a comprar, cargar y almacenar agua embotellada.
Instalando un equipo de descalcificación ahorramos significativamente en productos de limpieza e higiene (detergentes, suavizantes, geles, etc.) y energía, además de alargar la vida de nuestros electrodomésticos.
Al evitar que la cal se acumule en los aparatos eléctricos y proteger sus resistencias, el consumo eléctrico es menor.
Nuestra piel y cabello recuperan su suavidad y brillo de forma natural.
Lavar con agua descalcificada ayuda a mantener la intensidad de los colores de nuestra ropa, le da suavidad y protege los tejidos.
La vajilla, cristalería y cubiertos quedan brillantes, sin manchas de cal. Igual que los grifos, el fregadero, la batería de cocina, etc.
Conservación del medio ambiente
El consumo de agua embotellada ha ido en aumento en las últimas décadas debido a la dudosa calidad del agua del grifo en la mayoría de nuestros hogares.
Según la Asociación Nacional de Empresas de Bebidas de Agua Envasadas, cada español consumió en 2010 un total de 110 litros de agua mineral, un producto por el que pagamos entre 100 y 1.000 veces más de lo que cuesta la del grifo.
Como consecuencia, convertimos cada año millones de botellas de plástico en toneladas de residuos sólidos altamente contaminantes, de las que casi un 90% acaban en vertederos en lugar de en plantas de reciclaje.
Además, su consumo provoca la emisión a la atmósfera de altas cantidades de CO₂ debido tanto a su producción como al transporte de agua embotellada a largas distancias.
Utilizar agua del grifo purificada y acostumbrarnos a llevar una botella reutilizable nos va a reportar al cabo del año un gran ahorro y libraremos al planeta de una pesadilla de la que tardará hasta 1.000 años en recuperarse. Contribuye con el medio ambiente.